Palacio de la diversión
San Miguel, Islas Azores (Portugal)
2004- Diciembre 2006
17.535 m2
Proyecto Fin de Carrera ETSAM
Notable
“Mil veces la experiencia ha demostrado, incluso en personas no particularmente dadas a la reflexión, que la mejor manera de llegar a una buena idea es ir dejando que fluya el pensamiento al sabor de sus propios azares e inclinaciones, pero vigilándolo con una atención que conviene que parezca distraída, como si se estuviera pensando en otra cosa, y de repente salta uno sobre el inadvertido hallazgo como un tigre sobre su presa.”
SARAMAGO, José, El Evangelio según Jesucristo, De Bolsillo, Madrid, 2003
Es difícil entender el edificio sino como un intenso condensador social, perceptivamente activísimo y donde los usuarios adquieren roles desconocidos (y los asumen como propios) y los comparten o los mantienen egoístamente hasta alcanzar otros espacios, continuum, promenade architecturale azoriana…sería interesante que un sólo interruptor (pero rojo, claro está) iluminase progresivamente todos los niveles del palacio, casi como una pista de aterrizaje espiral que se desperezase verticalmente.
Los lagos quieren ser vistos, y sobre todo el azul, que para compensar su menor tamaño (55%) decidió diversificar su producción de algas hasta conseguir ese color azul marino (PANTONE 155) que rivaliza en intensidad y pureza con el mismísimo océano atlántico.
Quieren que les miremos, y sólo la inoportuna topografía agravada por la distancia (750 m) impiden su calmada contemplación.
El emplazamiento, una antigua zona de extracción mineral de sugerente silueta, se recorta en el terreno en caprichosos dedos y hace descender la cota natural del terreno una media de 20 m en su parte alta.
En el talud (pared?) creado han brotado especies vegetales impropias y, en algunos casos, exclusivas de la isla de San Miguel, un tapiz casi vertical, un cuadro digno de ver. Si sobrepasamos esa teórica cota +20m nos encontramos con la ladera decreciente de la Caldeira Do Alfares que alcanza la cota relativa +100m(+ 250 real) en una longitud de 1000m con una pendiente media del 10%, a lo largo ( y ancho) de esa sección ficticia nos tropezaremos (si podemos acceder) con un completo catálogo de especies vegetales (con suerte y sigilo, quizás también animales) endémicas de las islas Azores, una taxonomía completa de la flora insular.
“Ocurre cual a un arquitecto obligado a acomodarse a un suelo desigual en el que se levantan viejas ruinas, muros medio derribados, colinas y rocas, forzado además a subordinar su plan a fines particulares. No puede levantar más que construcciones irregulares, sin armonía y de un aspecto raro. No es esta la obra de una imaginación libre y que crea conforme a sus propias inspiraciones.”
HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich, Del ideal del Arte Clásico, Alta Fulla, Madrid, 1988
Links de referencia:
Revista Arquitectos de Madrid (COAM )Nº02. Pág.12